Mucho se ha dicho que los medios de comunicación son un poder, y aunque esta afirmación tiene mucho de cierto en cuanto a que la información forma y transforma a la opinión pública; para que los medios desempeñemos nuestra función correctamente, requerimos libertad de expresión.
La relación de los medios con el poder político se debe entender desde la naturaleza de cada uno, no hacerlo conlleva a una distorsión del rol que cada entidad desempeña. Traemos esto a colación luego de que la organización internacional Artículo 19, dedicada a la defensa de la libertad de expresión, calificara las últimas declaraciones del Presidente López Obrador como provocadoras de un clima para hostigar y atacar a los periodistas.
El Presidente insiste en que está en su derecho de hacer réplicas y tiene razón, el problema comienza cuando en vez de defender su gobierno con datos y hechos, defenestra, insulta y descalifica al medio o reportero que lo cuestiona o tiene la osadía de pedir que “se revelen las fuentes” o de plano se limita a decir que él “tiene otros datos”. Vale la pena recordar que a diferencia de los medios privados de comunicación, López Obrador es un servidor público que si tiene la obligación de transparentar y de responderle a los mexicanos.
El día de ayer, fue aún más lejos al verter una amenaza entre líneas contra aquellos medios que se atrevan a criticarlo al decirles a los reporteros “si ustedes se pasan, pues, ya saben lo que sucede”, en referencia a los ataques en redes que ha recibido el periodista Jorge Ramos por haber exhibido al mandatario con las cifras sobre los homicidios registrados en el país.
Para nosotros como medio, el derecho de réplica es igual de sagrado que la libertad de prensa, pero insistimos, dicho derecho se debe ejercer desde los argumentos, desde el debate inteligente y desde la deliberación informada. Las descalificaciones y los llamados a hacer linchamientos de los que disienten del Presidente, lejos de fortalecer la libertad de expresión y la democracia, nos encaminan hacia un futuro oscuro e incierto que no debemos fomentar.
El poder y los medios, hemos convivido durante años, lo hemos hecho sobre la base del respeto mutuo y sobre todo, desde el entendimiento de qué le toca a cada quien hacer. En nuestro caso, es informar para formar opinión pública y ahí nos vamos a mantener.