Tras la detención de Ovidio Guzmán, al menos cuatro civiles murieron en el fuego cruzado entre militares e integrantes del Cártel de Sinaloa, durante el fallido operativo de captura del hijo de “El Chapo”, a quien el Gobierno Mexicano liberó tras la presión.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa, en total 14 personas murieron tras las balaceras, cuatro de ellas fueron víctimas inocentes, las cuales fueron agredidas de forma circunstancial, las demás personas son miembros de grupos criminales y elementos de seguridad.
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Mientras el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán estuvo retenido, en 19 puntos de Culiacán ocurrieron bloqueos, amenazas de muerte a familias de militares y 14 enfrentamientos en las calles.
En una de esas balaceras murieron dos empleados de la carpintería DIMSA. El propietario del comercio narró para REFORMA que los envió a una entrega y cuando venían de regreso quedaron en medio de la refriega.
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Los cuerpos de ambos fueron velados, uno en Culiacán y otro en Mazatlán, y los gastos fueron soportados por su empresa.
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“Los fondos que yo tenía para trabajar los invertí en los muchachos, en pagar los sepelios y nadie me ha dicho nada ni ayudado en nada. Todavía tengo que pagar el daño de la camioneta”, señaló.
A unos metros quedó una camioneta azul. En la parte trasera yacía el cuerpo de un joven de 21 años, de nombre José Guadalupe, quien se dedicaba a arreglar motocicletas.
A unos 400 metros ocurrió una situación similar. Ahí estaba el cuerpo de un hombre que quedó tirado en el estacionamiento de un supermercado. Según autoridades locales, era trabajador de la zona.
