Los policías de Tlaquepaque que el martes rescataron a las dos jóvenes que querían tirarse de un puente, se conmovieron porque las vieron con los ojos de un padre y una madre.

Ese día Gabriela Vázquez Beraud y su compañero Juan Pablo Ortiz Blas, patrullaban cuando les avisaron por radio que dos jóvenes querían quitarse la vida en Periférico y Vía a Colima.

Los oficiales las vieron arriba del puente pero temieron que se aventaran al ver la patrulla, por lo que prefirieron subir a pie al puente vehicular de 8 metros de altura.

Cada paso agitaba el corazón de los gendarmes, pero no era sólo la cuesta, si no que sabían que un segundo podía ser la diferencia.

En el trayecto recordaban la capacitación en intervención en crisis que recibieron tiempo atrás.

Las hermanas, de 13 y 16 años, se habían amarrado de una mano con la cinta de un pants para que no las pudieran separar, y estaban sentadas sobre la valla de contención al filo del precipicio.

Cientos de coches atravesaban el puente y lo hacían tambalearse.

La idea de que un temblor hiciera caer a las menores le apretaba el pecho a los policías, pues tanto Vázquez Beraud como Ortiz Blas, tienen hijas.

“Te entra el sentimiento como ser humano, como madre porque pues yo tengo hijas y de alguna manera sí me enternece la situación y me da mucho sentimiento verlas así”, confesó Vázquez Beraud.

Al principio, la jóvenes les dijeron que no se acercaran, pero Ortiz Blas sabía que tenía que mantener su mente ocupada para que no pensaran en aventarse y empezó a preguntarles su nombre, edad, domicilio y cualquier cosa que las distrajera, mientras su compañera les decía que sus vidas eran importantes.

“Se te hace eterno ver a las personas que de repente soltaban un pie o una de ellas quería jalar a la otra”, relató Ortiz Blas.

Por un segundo, la joven de 13 años se arrepintió y metió un pie hacia adentro del puente.

Los policías no dudaron, se abalanzaron sobre ella y la jalaron hacia adentro del puente, como su hermana mayor estaba amarrada a ella, también se salvó.

Como las menores refirieron que sufrían de violencia intrafamiliar se inició una carpeta de investigación y fueron llevadas al pabellón psiquiátrico del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde.