En 1993, el tapatío Vicente Benavides Figueroa, con 42 años, y quien era trabajador de campo fue acusado de abusar sexualmente y asesinar a Consuelo, una bebé de 21 meses, hija de su novia.
Basado en evidencias médicas falsas, un jurado lo encontró culpable de asesinato, sodomía y conducta lasciva y fue condenado a muerte. Previo a esa condena, el jalisciense no tenía antecedentes de arrestos o condenas ni en México ni en Estados Unidos.
“Sufrí condiciones inhumanas, acusado de un crimen inimaginable. Yo amaba a Consuelo como si fuera mi propia. Hasta la fecha continúo sufriendo por la injusticia y el dolor de perderla y los años que me sentenciaron a estar separado de mi familia y a un trauma excesivo. Nunca podré olvidar todo lo que perdí cuando estuve encarcelado, incluyendo la pena de no ver a mis padres antes de morir”, dijo el mexicano.
El 12 de marzo de 2018, la Corte Suprema de California desechó la condena de pena de muerte, y el 19 de abril fue dejado en libertad de la Cárcel Estatal de San Quintín en el norte de California, después de que los cargos en su contra fueron desechados cuando en el proceso de apelaciones, los fiscales admitieron que la evidencia del forense usada para condenarlo era falsa.
Además establecieron que la teoría de la causa de la muerte era anatómicamente imposible. Por lo tanto, no había evidencia de que Vicente se involucró en algún contacto inapropiado con la bebé;, las evidencias mostraron que era muy probable que la menor, fue golpeada por un automóvil mientras jugaba afuera del apartamento donde vivía en el condado de Kern.
A poco más de un año de quedar libre, Vicente entabló una demanda federal contra el condado de Kern, la ciudad de Delano, cuatro agentes de policía, el Fiscal y el médico forense que lo procesaron, por condenarlo a la pena capital erróneamente y hacerlo pasar más de 25 años de su vida en el pabellón de la muerte.
“Siempre mantuve la esperanza. Nunca perdí la fe y gracias a Dios aquí estoy, yendo al doctor y a mi terapia para ver si un día me puedo recuperar. El amor a mi familia y amigos que me visitaron, me dio la fuerza y razones para sobrevivir todos estos años que fui condenado injustamente”, dijo Vicente de 69 años, nacido en Jalisco, México, y padre de una hija y un hijo de 45 y 32 años.
El abogado Ron Kaye dijo que el caso de Vicente, debe ser una llamada de atención para los policías, funcionarios locales y los fiscales de distrito; enfatizó que hace 27 años, le robaron la vida al mexicano y lo condenaron equivocadamente a vivir un infierno mientras le llegaba la hora de su ejecución.
Vicente vive actualmente en Bakersfield, California.