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Se prevee una crisis de agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Con los 10 mil litros de agua por segundo que generan las tres fuentes de abastecimiento que hay para la ZMG, se está llegando al límite del volumen que se le puede suministrar a los habitantes de la Metrópoli.

Según datos del Siapa, el suministro actual, que depende del Lago de Chapala, los mantos acuíferos y la Presa Calderón, es justo lo que demandan Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, con 4.1 millones de habitantes.

Es decir, esas fuentes aportan al día unos 864 millones de litros de agua y el consumo en los Municipios es de 850 millones de litros.

“Para los usuarios actuales estamos pudiendo responder al abasto que nos demandan, tenemos consumos comprometidos con el crecimiento de la Ciudad, ¿necesitamos más agua?, sí”, afirmó Alejandro Gutiérrez Moreno, director Técnico del Siapa.

“Con la nueva conurbación del Área Metropolitana que implica los demás Municipios, claro que hay un déficit que tenemos que resolver”.

Sumando a Tlajomulco, El Salto, Zapotlanejo, Ixtlahuacán de los Membrillos y Juanacatlán, que concentran 873 mil 312 habitantes, se necesitarían unos 2 mil 21 litros por segundo más, según cruce de datos de MURAL, siempre y cuando se cumpla el consumo que plantea el Siapa que es de 200 litros diarios por persona.

“De acuerdo a los criterios de la OMS, se establece que debe de ser de 300 litros por habitante al día, y si tenemos más de 4.5 millones de habitantes en esta Macrourbe, pues el agua no va a ser suficiente”, refirió José Antonio Gómez, representante de la UdeG en el Observatorio Ciudadano para la Gestión Integral del Agua.

Además, las dos principales fuentes de suministro ya están en crisis, pues para encontrar agua subterránea se tiene que excavar hasta 250 metros, cuando hace 20 o 30 años se hallaba a 20 metros, señaló Luis Márquez, profesor de Urbanismo del Tec de Monterrey Campus Guadalajara.

En cuanto al Lago de Chapala, explicó, enfrenta las descargas industriales que recibe el Río Santiago y la evaporación en temporada de estiaje hace que el cuerpo lacustre baje en más de la mitad de lo que almacena.

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