Luis Octavio Cotero Bernal, ex director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses durante la pasada administración, funge ahora como titular del Observatorio de Seguridad y Justicia de la Universidad de Guadalajara.
Luego de que saliera a la luz la profunda crisis en la que operaba el IJCF, mucho se habló sobre los responsables del manejo del organismo, pero sobre todo del manejo que le daban a las decenas de cadáveres que llegaban a la morgue metropolitana.
Luis Octavio Cotero Bernal, quien fungió como director del instituto durante la pasada administración, fue señalado como uno de los responsables de los llamados “tráileres de la muerte”, pues ante la escasez de espacio para resguardar los cuerpos en el anfiteatro, se contrataron cajas frigoríficas para almacenarlos; dichos contenedores, salieron a recorrer las calles de la zona metropolitana de Guadalajara con el consentimiento del entonces funcionario.
El caso provocó profunda indignación entre la sociedad a nivel nacional, debido al trato que recibían los cuerpos; incluso, la acción derivó en una exhaustiva investigación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco, que calificó los hechos de “aberrantes”, “vergonzosos” e “ilegales” y emitió una recomendación en la que señaló a Cotero Bernal como uno de los responsables.
Luego de los señalamientos, Luis Octavio Cotero dejó el cargo entre una fuerte polémica y confrontación contra el Gobierno del Estado, específicamente contra el entonces Gobernador, Aristóteles Sandoval y su Secretario General, Roberto López Lara.
Ahora, la Universidad de Guadalajara puso al mando de su Observatorio de Seguridad y Justicia, al ex funcionario estatal.
Dicho órgano, según la propia universidad, se encarga de analizar “la crisis de las desapariciones, la impunidad y los índices delictivos, y la eficacia del nuevo sistema de justicia penal”.
Paradójicamente, la Universidad de Guadalajara, publicó recientemente un comunicado haciendo alusión a la actual administración estatal respecto a las víctimas de desaparición: “La norma es la opacidad, la demora, el menosprecio y el trato indigno, todo lo cual ocasiona una nueva victimización a los familiares”.
