Ser opositor en Venezuela es caminar a ciegas por una cuerda sobre un abismo.
Una misión internacional auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas, ha dado a conocer un informe sobre la situación que guarda el gobierno de Nicolas Maduro en materia de violación a los derechos humanos.
Los hallazgos son escalofriantes, ser opositor en Venezuela es vivir otro nivel de horror.
Entre las prácticas detectadas están la crucifixión de personas, abusos sexuales, descargas eléctricas y centros clandestinos donde las personas son privadas de su libertad y se ejercen contra ellas, distintas atrocidades.
El gobierno venezolano, en voz del dictador Nicolás Maduro, descalificó el informe, tachándolo de “panfleto”, al tiempo en que arremetió contra quienes “usan políticamente los derechos humanos”.
El informe detectó y documento 122 casos concretos, con nombre y apellido, de opositores que sufrieron algún nivel de abuso y tortura, desde el año 2014, a la fecha.
A su vez, señala que este método es sistemático y perpetrado, principalmente, por los servicios de inteligencia del Estado: el SEBIN Servicio Bolivariano de Inteligencia y el DGCIM, Dirección de Contrainteligencia Militar.
Según el informe, todas estas acciones son ordenadas directamente por Nicolás Maduro, a través de Diosdado Cabello, funcionario del gobierno y dirigente chavista, y constituyen, según el derecho internacional, crímenes de lesa humanidad.