Jalisco amanecerá este viernes con la presencia del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Al parecer, poco a poco van quedando en el pasado las diferencias con el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, que muchos llegaron a pensar sería el presagio de seis años de conflicto con la federación.
A fin de cuentas, el diálogo y la responsabilidad política se impusieron y desterraron los malos presagios. No obstante este afortunado vuelco por la civilidad, a Jalisco le urge que tanto el estado como la federación trabajen más a fondo en resolver tres temas: inseguridad, salud y Línea 3.
Para ambas autoridades el talón de Aquiles es la inseguridad, en el plano nacional el incremento de homicidios respecto al mismo periodo de los gobiernos anteriores, se ha disparado. En cambio, el volumen de decomisos de drogas ilegales ha ido dramáticamente a la baja en el gobierno de López Obrador, por lo que la droga sigue llegando a las calles y eso favorece el ambiente de disputa territorial entre grupos criminales para apoderarse de zonas de narcomenudeo; el resultado: más muertes.
Respecto a la Línea 3, los habitantes del AMG esperan con ansia que se retomen las obras y se cumplan los tiempos para poder usar el servicio, porque hasta ahora, han sido muchas promesas y pocos los avances.
En Jalisco la situación en salud aún es estable, pero en el cambio de gobierno se han dado a conocer irregularidades en 300 hospitales, tanto en cuestión de mantenimiento, como en abasto de medicinas. Sin embargo, uno de los temas más graves que enfrenta la entidad tiene que ver con los recursos del Seguro Popular, los cuales están en riesgo por irregularidades administrativas cometidas en el sexenio de Aristóteles Sandoval.
Parte de la agenda que dio a conocer el gobernador del estado tiene que ver con este punto. Regularizar la situación del sistema de salud estatal es clave para evitar una catástrofe local. Tocará a ambos mandatarios plantear las soluciones que los jaliscienses esperan.