El gas metano que producen los vertederos urbanos como resultado de la descomposición de los residuos, y que liberado a la atmósfera genera un efecto invernadero 20 veces mayor que el dióxido de carbono, tiene el mismo potencial energético que el gas natural para movilizar vehículos, pero es desperdiciado por falta de infraestructura para aprovecharlo.
Así lo dio a conocer Hugo Óscar Méndez Acosta, coordinador de la Maestría en Ciencias en Procesos Biotecnológicos del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), quien señaló que adecuar los vertederos para capturar el metano y conducirlo para su aprovechamiento no implicaría un costo excesivo, y sin embargo podría ayudar a incrementar la cantidad de energéticos de fuentes no fósiles.
“En cuanto a biocombustibles gaseosos tenemos el metano, cuando su grado de pureza es superior a 95 por ciento, su potencial energético es equivalente al gas natural, eso quiere decir que si logramos producirlo y llevarlo a ese grado de pureza, lo podríamos reinyectar a las redes de gas natural que ya existen en el país y también lo pudiéramos utilizar para el transporte”, señaló en rueda de prensa.
“El problema que tenemos con los vertederos es de infraestructura, no fueron diseñados para captar biogás, entonces tenemos que hacer una reestructuración para aprovechar estos recursos que de manera natural nos están proveyendo. Tenemos que empezar a hacer las reformas necesarias que nos permitan empezar a aprovechar la energía, no es costoso implementarla”.
El especialista también se pronunció a favor de producir mayor cantidad de biocombustibles como el etanol para uso como oxigenante de gasolina, que actualmente está prohibido para Guadalajara, Ciudad de México y Monterrey por su impacto en la calidad del aire al favorecer la alta concentración de óxidos de nitrógeno precursores de ozono troposférico.
Méndez Acosta señaló que la mejor opción hasta el momento son los biocombustibles de segunda y tercera generación, es decir, aquéllos que ya provienen de materia orgánica de desecho, tales como el bagazo de agave, para no destinar suelos de cultivo a la producción de biomasa dedicada exclusivamente para este fin.
“La producción de bioetanol y el impacto ambiental que tiene esta producción partiendo de materias primas que pueden ser usadas por el ser humano es factible, tanto técnica como ambientalmente, el problema es que ahí entramos con los biocombustibles de primera generación de qué es más importante privilegiar, si la alimentación o la producción de biocombustibles”