Biólogas del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) y de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), basadas en datos y evaluaciones hechas por más de 240 investigadores de diferentes instituciones, advierten de los daños que podría causar al medio ambiente la construcción del medio ambiente, cuya consulta se realizará este fin de semana en zonas indígenas.
Entre todo lo que se puede argumentar sobre el tren hay un dato que se destaca: los investigadores expresan un “No rotundo” a que el tren impacte a la selva tropical mejor preservada de América del Norte: Calakmul, en Campeche. Esto no debe ocurrir, de ninguna manera, advierten científicas consultadas por Crónica.
El Tren Maya preocupa porque puede provocar la deforestación de las últimas selvas tropicales de México; modificar los ciclos de las lluvias en zonas donde no hay ríos superficiales; la pérdida de capacidad de recarga de los acuíferos en una región de suelos porosos, y la contaminación del agua por desechos de las nuevas ciudades.
Detrás del Tren Maya se avecina la urbanización de las últimas reservas de cubierta vegetal tropical de México. Nuevas ciudades, desplazamiento de los pobladores originales, uso intensivo de agua y suelo, además de cambios radicales en la temperatura y en los ciclos de la lluvia.
Los efectos adversos que se prevén sobre los ecosistemas no son suposiciones abstractas. Se basan en investigaciones que analizan poblaciones silvestres de plantas en terrenos cerca y lejos de la urbanización, llevadas a cabo por más de diez años en la Península de Yucatán, así como por información documentada por las investigadoras Casandra Reyes García, Celene Espadas Manrique y Manuela Tamayo Chim, de la Unidad de Recursos Naturales, del CICY; junto con Alejandra García Quintanilla, de la Unidad de Ciencias Sociales de la UADY.