Integrantes del comité del 68 manifestaron su rechazo por la militarización de la seguridad en el país. (Foto: El Universal)
Han pasado 58 años desde la masacre de Tlatelolco sucedida en la plaza de las tres culturas, en la Ciudad de México, una tarde de 1968.
Ayer, se conmemoró una reedición más de la marcha que conmemora la muerte de más de 300 estudiantes de distintos centros educativos, entre ellos, el Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Este año la marcha fue distinta. Sucede en el contexto de una mayor participación de las fuerzas militares, impulsada por el presidente López Obrador.
Sucede, también, a pocos días de haberse dado a conocer la presunta participación de miembros del ejército, en la desaparición de estudiantes de Ayotzinapa, según registros de los documentos filtrados a la prensa, del estudio realizado por el Grupo Internacional de Expertos Independientes (GIEI), organismo creado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para esclarecer los hechos ocurridos en Iguala, la noche del 26 de septiembre.
Finalmente, sucede luego de haber sido vulnerada la ciberseguridad de la Secretaría de la Defensa Nacional que ha dejado expuesta a la SEDENA y de la cual, comienzan a conocerse distintos temas inquietantes.
El punto central de la marcha, además de la bandera de no olvidar el 2 de octubre, se centró en el rechazo que los integrantes del comité del 68 manifestaron por la militarización de la seguridad en el país.
“Desde aquí nos oponemos enfáticamente a que el Ejército mexicano asuma tareas de seguridad pública, a que en ese sentido se realice una consulta ciudadana inconstitucional y no vinculante, es decir una simulación que legitima la militarización”, fue el posicionamiento del Comité 68 Prolibertades Democráticas.
A su vez, los integrantes de dicho comité, manifestaron que las demandas originales del movimiento siguen vigentes. Para las autoridades de la ciudad de México, hubo saldo blanco en la marcha.
