Luego de surgir como un proyecto de la iniciativa privada, universidades, Gobierno y sociedad civil para apoyar a las familias tapatías durante la emergencia sanitaria, Jalisco Sin Hambre se entregó a Caritas Diocesana para su operación.
A partir de octubre, el Banco de Alimentos y Cáritas entregarán este apoyo que benefició a casi 600 mil familias, de manera permanente.
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“El hambre no descansa y quisiéramos que un día no tuviéramos que hacerlo (llevar despensas), pero es una meta difícil y mientras tanto seguiremos ayudando”, indicó José Luis González Íñigo, presidente del Banco de Alimentos.
En el acto de cambio de estafeta, el gobernador Enrique Alfaro anunció que el programa pasa de ser temporal, a convertirse en una política publica.
Anticipó que en los próximos días se oficializará la nueva sede del Banco Diocesano de Alimentos, en un terreno que donará la administración estatal.
Jalisco Sin Hambre logró entregar 260 mil despensas beneficiando a 1.2 millones de jaliscienses durante la pandemia por Covid-19.
